Las protestas en África vuelven a centrar la atención en la reducción de emisiones

Tras la audaz decisión de los negociadores africanos de boicotear ayer las negociaciones hasta que los países ricos acuerden cumplir con sus responsabilidades en materia de reducción de emisiones, se llegó a un acuerdo para continuar las conversaciones en el marco del Protocolo de Kioto. Se anunció que, de las diez sesiones de negociación continuadas, seis se centrarían en la reducción de emisiones y cuatro en otros asuntos, como el uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura (UTS) y los mecanismos flexibles.

Los países en desarrollo expresaron su satisfacción por este cambio, que permite a los negociadores centrarse más en la reducción de emisiones. Sin embargo, siguieron expresando su frustración por la falta de progreso en los objetivos; después de todo, ¡su futuro está en juego! 

Plantear la cuestión de los objetivos para los países ricos fue una decisión muy audaz, duramente criticada por estos últimos. ¡Incluso se sabe que las capitales de la Unión Europea se están comunicando con las de sus respectivos antiguos estados coloniales para exigir que frenen a sus negociadores!

Cuando un periodista le preguntó si los miembros de la Unión Europea están llamando a las antiguas capitales coloniales, Lumumba Di-Aping, de Sudán y principal negociador climático del Grupo de los 77 países en desarrollo, respondió: “No es nuevo que los países desarrollados utilicen todos sus recursos para imponerse: divide y vencerás, llamar a las capitales, ejercer presión. Ya saben lo que ocurrió en África. Occidente apoyó a dictadores. No nos sorprendería que los países desarrollados recurrieran a estos medios. No tengo información de que eso sea lo que esté sucediendo actualmente. De ser así, no es el mejor ejemplo de liderazgo. Necesitamos crear escenarios donde todos salgan ganando”.”

Lamentablemente, estas tácticas de presión política probablemente presagian lo que ocurrirá en Copenhague si los países en desarrollo optan por ejercer su influencia política con la esperanza de obtener medidas más contundentes de los países ricos. Sin embargo, por ahora, lo más positivo es que esta protesta fue claramente una maniobra muy estratégica que ha centrado las negociaciones en el tema central: la reducción de emisiones. 

—Kate Horner

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