Perfiles de donantes: “Dejando un legado para el planeta”

Para Michael Herz, miembro de la junta directiva, cofundador de la Oceanic Society y San Francisco Baykeeper, abogar por la protección de los océanos, lagos y ríos del mundo es más que una carrera profesional: ha sido su misión desde la infancia. 

Mike creció en un pequeño lago de Minnesota. Descubrió su pasión por la navegación a vela durante un campamento de verano a los 12 años. Apasionado de la vela hasta el día de hoy, Mike se pasó a la navegación oceánica e incluso completó una travesía en solitario desde San Francisco hasta Hawái. 

Mike obtuvo su licenciatura en psicología en el Reed College de Portland, Oregón, y su maestría en la Universidad Estatal de San Francisco antes de obtener su doctorado en neuropsicología en la Universidad del Sur de California.

En 1968, Mike se tomó un año sabático mientras impartía clases en el Instituto de Investigación Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles, “donde sigo trabajando”, comentó entre risas. Posteriormente, ayudó a fundar la Sociedad Oceánica en San Francisco, donde ejerció como director ejecutivo y creó secciones en Puget Sound, Los Ángeles y San Diego. 

Durante su etapa en la Oceanic Society, Mike puso en marcha uno de los primeros programas de monitoreo oceánico del país, donde colaboró con otros miembros de la Sociedad patrullando la Bahía de San Francisco por mar y aire para detectar a los contaminadores. Su mayor logro fue contribuir a conseguir la primera condena de cárcel para contaminadores en la Bahía de San Francisco. 

“El dueño de un astillero estaba dragando ilegalmente sedimentos contaminados de su propiedad y vertiéndolos en otras partes del océano”, compartió Mike. “Uno de nuestros miembros salió a remar en kayak por la noche para documentar la contaminación, y lo denunciamos al servicio de investigación criminal de la EPA, lo que resultó en una acusación formal y una sentencia de un año de cárcel para el dueño del astillero”.”

En 1989, Mike cofundó San Francisco Baykeeper para ayudar a proteger la bahía de la contaminación. Los ambientalistas estaban ansiosos por crear sus propios grupos de protección del agua, y ahora existen más de 350 grupos de este tipo en todo el mundo, todos ellos parte de la Waterkeeper Alliance. 

En 1991, la Oceanic Society se fusionó con Friends of the Earth. Mike conoció de primera mano el enfoque de base de Friends of the Earth para la defensa de la limpieza y la salud de los océanos y ríos, y rápidamente se convirtió en miembro. Desde entonces, ha ejercido dos mandatos como presidente de la junta directiva. “La red mundial de Friends of the Earth le permite tener un impacto mucho mayor que la mayoría de las organizaciones con sede en un solo país”, afirmó.

Ahora, cerca de los 85 años, “por fin llegando a la mediana edad”, dijo con una sonrisa, Mike no tiene intención de disminuir su activismo y está deseoso de asegurar que su generoso apoyo al planeta continúe durante muchos años. Por eso, Mike incluyó un legado a Amigos de la Tierra en su testamento. “Amigos de la Tierra es una organización increíble que realiza una labor mundial, y quiero que esa labor continúe después de mi muerte”, afirmó. 

De cara al futuro, Mike afirma que el mayor desafío al que se enfrenta nuestro planeta es el cambio climático. “Amigos de la Tierra seguirá trabajando para frenar el cambio climático”, declaró. “Debemos reducir su impacto para las futuras generaciones”.” 

El mensaje de Mike para quienes están decidiendo a dónde dirigir sus donaciones benéficas para el medio ambiente es simple: “Amigos de la Tierra ofrece una mejor relación calidad-precio que prácticamente cualquier otra organización ecologista.”