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Modificar permanentemente una especie: ¿Qué podría salir mal?

Dana Perls, responsable de campañas sobre alimentación y tecnología

Las Academias Nacionales de Ciencias publicaron un nuevo informe Hoy se exige una evaluación de seguridad rigurosa para los “organismos modificados mediante impulso genético”. La NAS afirma que esta nueva y controvertida tecnología de ingeniería genética no está lista para su liberación al medio ambiente.

Estas tecnologías de ingeniería genética en desarrollo van mucho más allá de la ingeniería genética tal como la conocemos y plantean amenazas para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la salud humana. La Academia Nacional de Ciencias (NAS) describe los impulsores genéticos como la estimulación de la herencia sesgada de genes específicos para alterar poblaciones enteras.“ En otras palabras, los impulsores genéticos fuerzan la expresión de un rasgo genéticamente modificado en cada generación, propagando así los rasgos modificados a través de toda una especie para cambiarla permanentemente o provocar su extinción.

¿Qué podría salir mal?

Si bien el informe de la NAS ofrece reflexiones interesantes y advertencias útiles sobre los impulsores genéticos, está lejos de ofrecer un plan para una gobernanza responsable que garantice que la tecnología no se utilice con fines hostiles, para obtener ganancias corporativas imprudentes o a expensas de la salud y el medio ambiente.

Solo existe un camino responsable para la modificación genética: necesitamos una moratoria sobre su uso comercial o ambiental. Deben existir regulaciones y supervisión internacionales sólidas y claras. Debemos garantizar que las corporaciones y los gobiernos (en particular, las fuerzas armadas) no desarrollen sistemas de modificación genética ni hagan un mal uso de esta tecnología de maneras que puedan tener profundas repercusiones ecológicas, sanitarias o socioeconómicas. Deben existir regulaciones estrictas sobre la investigación de laboratorio, especialmente dado el riesgo de fuga accidental de organismos modificados genéticamente, incluso de laboratorios de alta seguridad.

Los impulsores genéticos son una tecnología completamente nueva, cuyo primer ejemplo de impulsor genético funcional se anunció en Enero de 2015. El desarrollo avanza a pasos agigantados; sin embargo, hasta la fecha, no existen evaluaciones ambientales de los impulsores genéticos. Si bien aún no hay lanzamientos ambientales ni comerciales programados, el impulso para el desarrollo, la comercialización y los derechos de propiedad intelectual se está acelerando. Investigadores e inversores ya están proponiendo lanzamientos de impulsores genéticos en Estados Unidos y Hawái (en mosquitos) y Nantucket (en ratones), en ausencia de debate sobre alternativas, estrategias de conservación y salud menos arriesgadas y más contrastadas.

El informe de la Academia Nacional de Ciencias señala que la participación pública es importante, pero la cuestión de la modificación genética va mucho más allá del diálogo o la notificación pública. La moral y la ética de la reingeniería de la vida de esta manera deben ser prioritarias en la creación de marcos regulatorios estrictos que garanticen una gobernanza global sólida para prevenir usos indebidos hostiles o peligrosos.

No hablamos de manipular la naturaleza mediante el mejoramiento genético convencional. Los impulsores genéticos permiten a las empresas biotecnológicas diseñar y manipular la vida de maneras que el mejoramiento tradicional jamás podría ni podrá. Como se analiza en el informe, los impulsores genéticos podrían introducirse en el amaranto silvestre, por ejemplo, para hacerlo más susceptible a herbicidas artificiales como el Roundup, o incluso para exterminar por completo sus poblaciones, sin apenas comprender las implicaciones a largo plazo.

¿Cuál es la forma más probable de uso de esta tecnología? Si bien el debate público se ha centrado principalmente en el potencial de la reingeniería genética de insectos para que no transmitan enfermedades, la financiación del informe de la Academia Nacional de Ciencias (NAS) por parte de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) y la Fundación Gates indica el interés por su uso militar y agrícola.

La modificación genética plantea numerosas preocupaciones éticas, ambientales y morales. A continuación se presentan algunas:

  • Los efectos son irreversibles.Las técnicas de modificación genética dirigida pretenden alterar permanentemente una especie, con el potencial de generar efectos irreversibles, incluyendo la posible extinción total de la especie, ya sea intencionalmente o por accidente. La transmisión de un rasgo específico a una población, plantas u otros organismos también podría provocar la pérdida de la diversidad natural que permite la supervivencia y la adaptación en diferentes entornos y bajo distintas presiones ambientales.
  • Consecuencias no deseadas de la modificación permanente de las especiesEl informe de la NAS señala claramente muchos problemas sin resolver, como los efectos no deseados y la transferencia horizontal de genes. Por ejemplo, ¿cómo evolucionarían los mosquitos modificados genéticamente? ¿Qué impacto tendrían en el ecosistema? Si se erradicara una especie de mosquito, ¿ocuparía su lugar otra especie más invasora? ¿Qué impacto tendría esto en todas las especies que se alimentan de mosquitos?
  • Los impactos en la agricultura podrían ser graves —La modificación genética tiene un enorme potencial para las grandes agroindustrias, que tienen un interés particular en rediseñar semillas o plantas para maximizar sus beneficios. Sus aplicaciones podrían incluir la ingeniería de plantas silvestres para que respondan al uso de productos químicos específicos o la erradicación total de malezas o insectos. El informe utiliza el ejemplo de la erradicación del amaranto, una maleza en Estados Unidos estrechamente relacionada con el cultivo sudamericano amaranto. Si un gen modificado para erradicar el amaranto se polinizara con el amaranto y se extendiera por Sudamérica, podrían surgir graves problemas que afectarían el sustento de los agricultores y la seguridad alimentaria. Los sistemas alimentarios seguros, especialmente en un futuro con un clima incierto, requerirán la máxima diversidad y resiliencia.
  • Potencial de uso indebido militar o comercial —Es evidente que la modificación genética tiene el potencial de ser utilizada indebidamente (pensemos en las armas biológicas). ¿Insectos modificados genéticamente para transmitir enfermedades? ¿Semillas diseñadas para suprimir deliberadamente los cultivos o arruinar las cosechas? Estos escenarios podrían tener consecuencias profundas y generalizadas. Necesitamos sistemas para prevenirlos.
  • No existen regulaciones que impidan la fuga o el uso accidental de impulsores genéticos, y las regulaciones voluntarias están destinadas al fracaso.— Como afirma el informe de la NAS, “la modificación genética no conoce fronteras políticas”. Por lo tanto, necesitamos regulaciones internacionales, no un mosaico de regulaciones nacionales de países donde las corporaciones dominan la política.

¿Qué se necesita?

Los impulsores genéticos presentan riesgos más extremos que las formas anteriores de ingeniería genética; esta tecnología está diseñada para propagarse a través de generaciones de especies y sería irreversible. Dado que no se han realizado evaluaciones ambientales ni se comprende realmente cómo funcionarían los impulsores genéticos (o si funcionarían), es fundamental evitar un entramado de regulaciones y organismos superpuestos que ya presentan importantes lagunas de supervisión. En su lugar, deben existir regulaciones internacionales claramente definidas que prioricen la protección del medio ambiente, la seguridad alimentaria y las personas. Solo después de que estas regulaciones estén firmemente establecidas, podremos evaluar si los procesos de investigación internacional (II) para la evaluación científica independiente, la supervisión regulatoria y el control comercial pueden proteger a las personas y al planeta.

El primer paso que debemos dar es una moratoria sobre la comercialización y la liberación al medio ambiente de organismos modificados genéticamente mediante impulso genético.

Este no es un asunto que Estados Unidos deba determinar unilateralmente. De la misma manera que organismos internacionales como las Naciones Unidas regulan los materiales nucleares, las decisiones sobre cómo y si utilizar la modificación genética deberían recaer en un organismo neutral, no en una empresa militar o con fines de lucro.

En diciembre de 2016, 194 países eran parte del acuerdo. Convenio sobre la Diversidad Biológica Tomará decisiones sobre cómo abordar la biología sintética, incluyendo los impulsores genéticos. Esta reunión debería dar como resultado un marco regulatorio internacional y procesos para evaluar nuevos desarrollos como los impulsores genéticos, y los posibles impactos ambientales, sanitarios y socioeconómicos que podrían tener los avances en biología sintética. Dadas las implicaciones para el uso militar y las armas biológicas, Tratado de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Modificación Ambiental (ENMOD) y el Convención sobre armas biológicas También son lugares importantes para analizar cómo regular los impulsores genéticos.

No podemos permitirnos experimentar con impulsores genéticos que tienen el potencial de convertirse en bombas genéticas sin comprender plenamente los impactos a largo plazo en nuestra salud, el medio ambiente y nuestros medios de subsistencia.

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