
No descarten la inversión extranjera responsable con el medio ambiente con la imprudente Ley BUILD del Senado
Publicado originalmente en La colina.
A principios de este año, el Corporación de Inversión Privada en el Extranjero, la institución financiera de desarrollo de Estados Unidos, suspendió la consideración de una planta procesadora de aceite de palma en Indonesia. La planta indonesia amenaza un parque nacional cercano y fomenta la tala de bosques primarios de gran biodiversidad en un país con una de las tasas de deforestación más rápidas del mundo.
Hace veinticinco años, la OPIC probablemente habría aprobado rápidamente este proyecto sin mucho debate.
Hoy, gracias al Congreso y a un notable impulso de la sociedad civil (y alguna que otra demanda), la OPIC ha desarrollado políticas ambientales y sociales que impiden o limitan su apoyo a proyectos perjudiciales como el de Indonesia. Estas políticas son importantes no solo para proteger a las comunidades locales y el medio ambiente, sino también para evitar que el gobierno estadounidense asuma riesgos innecesarios en proyectos mal concebidos.
Sin embargo, este progreso se ha visto comprometido debido a que una nueva legislación presentada en el Senado amenaza con anular las salvaguardias ambientales y sociales de la OPIC. La Ley para una Mejor Utilización de las Inversiones que Conducen al Desarrollo de 2018 fusionaría la OPIC con algunos departamentos más pequeños de USAID para crear una institución financiera para el desarrollo más grande y con nuevas facultades.
El proyecto de ley del Senado contiene una falla fatal que, de no corregirse, podría retrasar el progreso un cuarto de siglo. No traslada a la nueva institución las políticas ambientales, sociales, climáticas, de transparencia, de derechos laborales, de derechos humanos, de pueblos indígenas, de género, anticorrupción y de rendición de cuentas existentes de la OPIC, lo que pone en riesgo a las comunidades, el medio ambiente y al gobierno estadounidense.
Si bien puede ser fácil olvidarlo en el clima político actual, Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo un líder mundial en garantizar dichas protecciones en las instituciones financieras de desarrollo. Por ejemplo, en 1989, la Enmienda Pelosi Establecer las mejores prácticas internacionales en materia de evaluaciones ambientales y divulgación pública para los bancos multilaterales de desarrollo.
Sin embargo, el proyecto de ley del Senado nos prepara para un retroceso. Hoy en día, la práctica habitual incluye evaluaciones sociales, medidas de remediación para mitigar los daños y compensación a las comunidades locales por daños inevitables. Sin embargo, no son obligatorias según la versión actual de la Ley BUILD ante el Senado. El proyecto de ley del Senado tampoco incluye otras políticas clave de la OPIC que protegen contra los abusos de derechos humanos, la corrupción y otras irregularidades.
Por ejemplo, en 2003, el Congreso ordenó a la OPIC establecer un mecanismo independiente de rendición de cuentas, la Oficina de Rendición de Cuentas de la OPIC, que permite a las comunidades afectadas por proyectos presentar quejas. Sin embargo, la Ley BUILD del Senado no incluye a este organismo crucial.
Si bien el proyecto de ley describe las funciones de un inspector general, este cargo no sustituye a la Oficina de Rendición de Cuentas. Un inspector general evalúa el desempeño de la agencia y ofrece recomendaciones para el futuro, mientras que la Oficina de Rendición de Cuentas permite la resolución de disputas y problemas actuales que experimentan las comunidades, con el fin de reparar los daños o indemnizar los daños sufridos por las viviendas, comunidades y tierras de las personas afectadas por el proyecto.
Ambos no son de ninguna manera intercambiables; ambos cumplen funciones necesarias pero completamente diferentes.
El proyecto de ley del Senado también amenaza con abandonar el progreso que la OPIC ha logrado en su cartera energética. La OPIC se ha convertido en un referente en el apoyo a las energías renovables, destinando entre 1 y 500 millones de TP a proyectos de este tipo en 2017.
Ese apoyo ha incluido una financiación vital para energías renovables distribuidas destinadas a ayudar a las comunidades rurales pobres a obtener acceso a la electricidad, especialmente en el África subsahariana.
Un límite a las emisiones de gases de efecto invernadero de la OPIC ha sido clave para este cambio de visión de futuro en la financiación de la energía, pero tampoco está incluido en la versión de la Ley BUILD ante el Senado.
La legislación que establece una nueva institución de desarrollo que absorbe a la OPIC pero no traslada sus políticas vitales (sobre medio ambiente, clima, género, rendición de cuentas, derechos de los trabajadores, derechos humanos, lucha contra la corrupción y transparencia) es contraproducente, socava el desarrollo sostenible y es simplemente insostenible.
Transferir estas políticas representa un mínimo indispensable para cualquier institución nueva en 2018. Sería aún mejor que el Congreso aprovechara esta oportunidad única en una generación para fortalecer las políticas que protegen a las comunidades locales y el medio ambiente, fomentan las energías renovables distribuidas y garantizan que la financiación del desarrollo sea responsable.
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