Las nuevas normas de seguridad ferroviaria ponen en riesgo a las comunidades

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El secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Chertoff, y el Departamento de Transporte de EE. UU. propusieron hoy dos nuevas normas federales relativas a los procedimientos operativos ferroviarios que, con el tiempo, solo aumentarán la seguridad en aspectos menores. Estas nuevas normas no exigen la medida más básica de reducción de riesgos: el desvío de rutas alrededor de las principales ciudades objetivo, la única medida de seguridad que puede reducir de forma significativa y urgente lo que Richard Falkenrath, ex alto funcionario de seguridad nacional de la administración Bush y ahora alto funcionario de contraterrorismo en la ciudad de Nueva York, denomina "la mayor vulnerabilidad del país en la actualidad".New York Times, 3/27/06]. 

Las compañías químicas y ferroviarias estadounidenses siguen poniendo en grave riesgo a los trabajadores, residentes y visitantes de Washington D. C. y otras 36 importantes ciudades objetivo designadas por el gobierno federal mediante el envío continuo e innecesario de cargamentos químicos que los reguladores federales denominan Armas de Destrucción Masiva (ADM). "Los ferrocarriles CSXT y Norfolk Southern, por ejemplo, se han negado rotundamente a firmar acuerdos de intercambio para redirigir los cargamentos alrededor de Washington D. C. y otras ciudades objetivo", declaró Fred Millar, de Amigos de la Tierra. "Están preposicionando estos cargamentos explosivos, radiactivos y de gas venenoso en nuestras zonas objetivo de mayor amenaza, justo donde los terroristas los desean".“

Los cargamentos ferroviarios de gas venenoso, con un volumen de 100.000 envíos anuales en EE. UU., representan un claro peligro de liberación de nubes de gas tóxico que pueden ser letales para las personas en un radio de 24 kilómetros de las vías, dependiendo de la dirección del viento. La Guardia Costera estadounidense afirma que una nube de gas cloro, por ejemplo, puede extenderse 3 kilómetros en diez minutos, tiempo claramente insuficiente para que miles de personas a favor del viento evacuen o se refugien en el lugar. Los Laboratorios de Investigación Naval de EE. UU. han testificado que la liberación de una sola nube de gas cloro desde un vagón cisterna sobre un gran evento cívico o deportivo podría matar a 100.000 personas en media hora.

“Las nuevas normas propuestas por el DHS se centran, sin mucho entusiasmo, en la vigilancia y el seguimiento de las cargas ferroviarias más peligrosas y en reforzar la seguridad física en algunos puntos de transferencia”, declaró Millar. “Pero con 228.000 kilómetros de vías extensas, incluso la Asociación de Ferrocarriles Americanos admite que este es un sistema intrínsecamente incorregible”.” 

Los vagones de gas venenoso sin blindaje podrían pronto enfrentarse a las mismas amenazas potenciales que los vehículos militares estadounidenses, fuertemente blindados y videovigilados, que sufren ataques con éxito cada semana en las carreteras iraquíes. La solución inmediata más sensata es enviar las posibles armas de gas venenoso alrededor de las ciudades objetivo siempre que sea posible, y luego empezar a sustituirlas por productos químicos más seguros para usos industriales.

“La norma propuesta por el Departamento de Transporte de EE. UU. exigiría a los ferrocarriles analizar y considerar los riesgos para las ciudades objetivo al transportar los cargamentos de gases tóxicos más peligrosos”, declaró Millar. “Sin embargo, los transportistas de productos químicos y los ferrocarriles ya han considerado estos riesgos de ataque terrorista después del 11-S y en todas las ciudades se negaron a desviar sus cargamentos de gases tóxicos”.”

Nueve importantes ciudades objetivo de EE. UU. están considerando nuevas leyes (y próximamente se añadirán más) para redirigir los cargamentos químicos más peligrosos, tanto por camión como por ferrocarril, hacia rutas no objetivo. Los legisladores del próximo Congreso pronto volverán a presentar leyes nacionales de redirección para proteger a las ciudades objetivo, medidas que fueron bloqueadas por los grupos de presión del sector ferroviario y los líderes republicanos en la última sesión.

 

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