Las emisiones de las principales empresas mundiales de carne y lácteos rivalizan con las de Arabia Saudita

NUEVA YORK — Las principales empresas cárnicas y lácteas del mundo generan emisiones combinadas de gases de efecto invernadero equivalentes a las de algunos de los mayores productores de combustibles fósiles, según nuevas estimaciones de expertos en medio ambiente y políticas alimentarias, publicadas antes de la cumbre climática COP30 en Belém, Brasil. Más de la mitad de las emisiones estimadas provienen del metano, un gas potente pero de corta vida que, según advierten los científicos, debe reducirse drásticamente en esta década para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C.

El análisis, Asando el planeta: Las grandes emisiones de las grandes industrias cárnicas y lácteas, publicado hoy por Foodrise, Amigos de la Tierra US, Greenpeace Nordic y el Instituto de Política Agrícola y Comercial, estima que 45 grandes corporaciones de carne y productos lácteos generaron más de mil millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero (en equivalentes de CO₂), más de lo que se ha informado para Arabia Saudita, el segundo mayor productor de petróleo del mundo. 

El estudio encontró que los cinco mayores emisores de este grupo (JBS, Marfrig, Tyson, Minerva y Cargill) produjeron juntos un estimado de 480 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero (CO2eq), superando las emisiones reportadas por Chevron, Shell o BP. [2] Además, las emisiones estimadas de metano de las 45 empresas de carne y productos lácteos superaron las emisiones de metano reportadas de todos los países de la UE y el Reino Unido juntos.

Martin Bowman, gerente sénior de políticas y campañas de Foodrise, afirmó: 

Estas grandes empresas cárnicas y lácteas, ávidas de lucro, impulsan descaradamente la crisis climática mediante su adicción a la producción masiva de carne y lácteos a escala industrial. Esto ocurre a pesar de la evidencia contundente de que, para limitar la catástrofe climática, es esencial una transición hacia dietas saludables, sostenibles y ricas en plantas, junto con una ganadería a escala mucho menor. 

Por eso alertamos sobre las altísimas emisiones de las grandes industrias cárnicas y lácteas, que rivalizan estrechamente con las petroleras y superan las de países enteros. Necesitamos urgentemente que los legisladores se comprometan a combatir esta poderosa industria mediante impuestos y regulaciones. Esto es absolutamente crucial para la salud de las personas y del planeta, y para financiar una transición justa hacia una alimentación saludable y sostenible.

Shefali Sharma, experta en políticas agrícolas globales de Greenpeace Alemania, afirmó: 

Mientras los gobiernos se dirigen a la COP30 en el corazón de la Amazonia —un ecosistema devastado por los gigantes mundiales de la carne—, los científicos tienen claro que si no se reducen las emisiones agrícolas, nos hundiremos mucho más allá del límite de 1,5 °C establecido en París. Las granjas que restauran la naturaleza y las comunidades, no las fábricas controladas por las corporaciones, deberían ser el centro de nuestro sistema alimentario. Aún está a tiempo para que los gobiernos se comprometan con dicha transición en sus planes climáticos tras esta COP.

Kari Hamerschlag, subdirectora de Alimentación y Agricultura de Amigos de la Tierra, dijo: 

No podemos dejarnos engañar por el descarado lavado de imagen verde de las grandes empresas cárnicas y lácteas. Las cifras son desalentadoras. Los gigantes de la carne y los lácteos son responsables de una enorme cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente metano. Si los gobiernos se toman en serio el cumplimiento de los objetivos climáticos, ya no pueden ignorar el impacto climático de la carne y los lácteos industriales. Es esencial contar con objetivos vinculantes de emisiones agrícolas, la presentación de informes completos sobre la cadena de suministro y el apoyo a una transición justa hacia la agroecología y sistemas alimentarios más basados en plantas.

Ben Lilliston, Director de Estrategias Climáticas del Instituto de Política Agrícola y Comercial, dijo:

A pesar de años de compromisos para reducir las emisiones, las principales empresas cárnicas y lácteas siguen impulsando imprudentemente sistemas de producción que contaminan el clima. Es hora de que los gobiernos den un paso al frente y lideren, con regulaciones armonizadas y gasto público diseñado para reducir las emisiones y apoyar a los agricultores en la transición hacia sistemas agrícolas más sostenibles y con menores emisiones.

Otros hallazgos clave del estudio incluyen:

• JBS lidera con diferencia:La empresa cárnica brasileña JBS por sí sola representó casi una cuarta parte (24%) de las estimaciones totales de emisiones calculadas para las 45 empresas incluidas en este informe, con más de 240 millones de toneladas de CO2ec. 
• El metano domina las emisiones:El metano es la fuente de más de la mitad (51%) de las emisiones (CO2eq) de las 45 empresas, superando las emisiones de metano notificadas por todos los países de la UE y el Reino Unido juntos.
  
• Concentración de emisiones de GEI:Tres cuartas partes de las emisiones estimadas provienen de sólo 15 de las 45 empresas, lo que subraya el papel descomunal que desempeñan los gigantes de la carne y los lácteos. 

Con las emisiones globales de metano necesitando reducirse 45% para 2030 según la ONU [3] Para permanecer dentro del límite de 1,5 °C del Acuerdo de París, los autores del informe piden que los gobiernos tomen medidas urgentes para: 

• Introducir informes obligatorios y transparentes sobre cifras de producción corporativa y emisiones
• Establecer objetivos vinculantes para absolutos reducciones en las emisiones de GEI de la agricultura, incluidos objetivos separados de reducción de metano.
• Implementar políticas que frenen la sobreproducción y el consumo excesivo de carne y productos lácteos, lo que resulta en una reducción del tamaño de los rebaños y una diversificación de las proteínas.

Apoyar a un transición justa hacia la agroecología, la soberanía alimentaria y los alimentos de origen vegetal, incluso desviando fondos públicos de la agricultura animal industrial a gran escala.

Contacto de comunicaciones: Holly Shulman, [email protected]