Tribunal del Banco Mundial amenaza la democracia de El Salvador

WASHINGTON, DC — Impulsados por Erich Pica, presidente de Amigos de la Tierra, una multitud se congregó frente al Banco Mundial en Washington, DC para protestar contra una demanda que constituye uno de los ejemplos más flagrantes de cómo los tribunales del Banco Mundial favorecen a las corporaciones multinacionales por encima de las personas y el planeta. El evento de hoy, celebrado el Día de la Independencia de El Salvador, cuestiona un sistema de arbitraje del Banco Mundial que amenaza la soberanía e independencia de la nación.

Tras denegársele un permiso de explotación minera, la empresa australiana OceanaGold ha interpuesto una demanda por 1.200.000.000 dólares contra el gobierno de El Salvador ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) del Banco Mundial. Un tribunal arbitral compuesto por tres miembros celebró una audiencia esta mañana bajo la autoridad del CIADI y una desafortunada ley salvadoreña que imita el capítulo de inversiones del TLCAN. El tribunal tiene en sus manos el futuro financiero, democrático y ecológico de El Salvador.

OceanaGold alega que El Salvador violó los derechos de los inversionistas cuando le negó a su predecesora corporativa, Pacific Rim, un permiso para abrir una peligrosa mina de oro con lixiviación de cianuro en la cuenca del río Lempa, que abastece de agua a más de la mitad de la población de El Salvador.

El presidente de Amigos de la Tierra, Erich Pica, ofreció las siguientes declaraciones:

“Amigos de la Tierra y nuestros activistas en todo el país y el mundo exigimos justicia para el pueblo salvadoreño. Hoy somos testigos del coraje del pueblo salvadoreño, que, ante las amenazas, la violencia y los asesinatos, continúa la lucha contra la minería de oro que pone en peligro el agua que beben y la sostenibilidad de sus cultivos. Exigimos el cierre del mecanismo del Banco Mundial para los tribunales de inversión. Y exigimos también el fin de los tratados comerciales injustos, incluidos los acuerdos Transpacífico y Transatlántico pendientes, que otorgan privilegios desmesurados a corporaciones multinacionales como Oceana Gold y su predecesora, Pacific Rim.‘

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