
Historias de victoria
Suspensión de las exportaciones de GNL
El gas natural licuado, también conocido como GNL, ha sido promocionado por la industria de los combustibles fósiles como una solución energética "buena para el medio ambiente". De hecho, Donald Trump pronunció esas mismas palabras durante un mitin de campaña en Nevada. Sin embargo, sabemos que nada podría estar más lejos de la realidad. La realidad es que la producción de GNL genera fugas de metano, un potente gas de efecto invernadero. El metano es 84 veces más dañino que el dióxido de carbono en un horizonte de 20 años. A largo plazo, el GNL es incluso más perjudicial que el carbón.
Además del daño que el GNL causa al medio ambiente, su auge ha provocado un aumento en los precios de la calefacción y la electricidad para los consumidores estadounidenses. Y todo esto mientras los directivos de las empresas de combustibles fósiles se enriquecen y nos alejan aún más de un futuro de energía limpia.
Por eso, la propuesta de ocho proyectos de exportación de GNL regulados por el gobierno estadounidense generó gran preocupación. Esos ocho proyectos podrían generar emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a las de 113 centrales de carbón cada año.
Mientras los proyectos esperaban la aprobación del Departamento de Energía, inmediatamente pedimos a la administración que impidiera estas enormes bombas de carbono potenciales.
Nos unimos a más de 300 organizaciones de más de 40 países de todo el mundo en una carta en la que pedimos a la administración Biden que abandone su apoyo al gas natural licuado (GNL) en la COP28.
También logramos la participación de nuestros miembros. Decenas de miles de miembros de FOE firmaron una petición solicitando el fin de la financiación estadounidense de proyectos de exportación de GNL.
Por suerte, el presidente Biden anunció una moratoria en la construcción de nuevas terminales de exportación de GNL. Esto paralizó más de 20 proyectos de GNL, que habrían tenido una capacidad de generación equivalente a la de más de 400 centrales de carbón al año.
La postura de Biden contra el GNL en año electoral demuestra que este tema se ha convertido en una cuestión central para los demócratas. Esto representa un cambio positivo para grupos progresistas como Amigos de la Tierra, ya que nuestros esfuerzos por frenar el GNL antes se topaban con la afirmación de los demócratas de que era una solución climática.
La noticia de Biden fue motivo de gran celebración y una prueba de nuestro poder colectivo para hacer frente a las grandes empresas contaminantes. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Las instalaciones de GNL existentes siguen representando una enorme amenaza para nuestro medio ambiente. Y Estados Unidos continúa siendo el mayor exportador mundial de GNL. En definitiva, la pausa anunciada por Biden es solo eso: una pausa. Ante la fuerte oposición de la industria y del Partido Republicano, que intentan revertirla, seguimos exigiendo que el Departamento de Energía implemente un proceso de aprobación para nuevas terminales de GNL que considere plenamente los posibles impactos en nuestro clima y en los costos para el consumidor. Si se tienen en cuenta estas consideraciones, estos proyectos perjudiciales serán rechazados de plano y la expansión del GNL se detendrá definitivamente.
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