
Historias de victoria
Protegiendo las comunidades de Miami
La central nuclear de Turkey Point, ubicada en las afueras de Miami, Florida, lleva más de 40 años en funcionamiento. Durante este tiempo, ha contaminado el acuífero de Biscayne —fuente de la mayor parte del agua potable del sur de Florida— y ha producido residuos radiactivos, comunes en la industria nuclear. Sin embargo, en lugar de aprovechar las numerosas opciones de energía renovable, económica, segura y limpia, la compañía Florida Power & Light solicitó duplicar la duración de su licencia para Turkey Point. Esta extensión se habría producido sin una evaluación adecuada de los posibles impactos del cambio climático en los reactores nucleares de la planta; una evaluación crucial para prevenir cualquier exposición o contaminación nuclear que pudiera derivarse de grandes tormentas, el aumento del nivel del mar y problemas con el agua de refrigeración a lo largo de los años.
Conscientes de que duplicar la vida útil de la central de Turkey Point podría ser catastrófico, Amigos de la Tierra, junto con el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC) y Miami Waterkeeper, presentaron alegaciones solicitando una evaluación ambiental para la renovación de la licencia. La demanda citaba las regulaciones de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC) e identificaba deficiencias en el análisis del aumento del nivel del mar, el impacto en las aguas subterráneas y las especies en peligro de extinción.
Expertos de Friends of the Earth, NRDC y Miami Waterkeeper destacaron la necesidad de una revisión exhaustiva conforme a la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA), dado que los reactores de Turkey Point están obsoletos. Sin embargo, la Junta de Seguridad y Licencias Atómicas rechazó inicialmente nuestros argumentos, un grave error por parte de una junta responsable de garantizar el funcionamiento seguro de centrales como Turkey Point.
Afortunadamente, la NRC revocó su decisión y ordenó a los operadores que realizaran una revisión ambiental completa antes de permitir que la planta funcionara durante otros 20 años. La anulación de las prórrogas revirtió un peligroso precedente que permitía que las unidades nucleares operaran durante décadas más allá de la vida útil de sus reactores, especialmente dado que las unidades envejecidas tienen más probabilidades de dañar el medio ambiente y seguir acumulando residuos nucleares.
¡Este es un gran triunfo para la protección de las comunidades del área de Miami y nuestro ecosistema en general, que cambia el rumbo para evaluar adecuadamente esta industria obsoleta y peligrosa! Pero hasta que hayamos eliminado la energía contaminante, continuaremos nuestra lucha para promover un mundo saludable; este triunfo es solo el primero de muchos pasos que debemos dar para proteger a las comunidades y el medio ambiente.
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