Cruceros

Cruceros

La industria de los cruceros está destruyendo nuestros océanos.

Abogamos por leyes y regulaciones que impidan que los cruceros viertan desechos en nuestros océanos, contaminen nuestras playas, dañen nuestros arrecifes de coral y destruyan nuestra valiosa ecología marina.

Cruceros del tamaño de pequeñas ciudades surcan las aguas frente a nuestras costas, generando y vertiendo grandes cantidades de aguas residuales y otros desechos en nuestros océanos, contaminando nuestras playas, nuestros arrecifes de coral y destruyendo nuestra valiosa ecología marina. Parte de esos desechos se tratan antes de ser vertidos; otra parte se arroja directamente al océano sin miramientos.

Un gran crucero, el mayor de los cuales puede transportar a más de 7000 pasajeros y tripulantes, genera en un viaje de una semana 210 000 galones (el equivalente a 10 piscinas) de aguas residuales y 1 millón de galones (el equivalente a 40 piscinas más) de aguas grises (aguas procedentes de lavabos, bañeras, duchas, lavandería y cocinas). Los cruceros también generan grandes volúmenes de aguas de sentina aceitosas, lodos de depuradora, basura y residuos peligrosos. Además, estos lujosos buques de pasajeros, que ofrecen a los pasajeros una visión excepcional de algunos de los entornos más sensibles del planeta, emiten al aire diversos contaminantes que pueden provocar graves problemas de salud pública y contribuir al calentamiento global.

El rápido aumento en el tamaño y número de cruceros en aguas estadounidenses ha desencadenado una crisis nacional de contaminación por cruceros. Las leyes ambientales no se han adaptado al crecimiento de la industria. Las compañías de cruceros recorren las aguas más prístinas de Estados Unidos, vertiendo desechos a lo largo de todo el trayecto. Se necesitan urgentemente nuevas leyes y normas.